Érase una vez el Invierno ...

Érase una vez el invierno...así empezará nuestro cuento, érase un mundo habitado por una especie sin más conciencia que ante la inminencia del desastre, una raza que en sólo dos siglos le extirpó uno de los pulmones a su propio planeta, devastando la mitad de los bosques tropicales, érase una interminable fila de termitas codiciosas subiendo por un portón de madera.

Los polos fueron un reino legendario de cristal, la ciudad del eterno sueño.Un buen día la tierra despertó llorando y ya no pudo parar... se derritió el hielo y todo ese torrente acabó con la biodiversidad oceánica. Existieron millares de especies que ya jamás llegaremos a conocer, pequeños paraísos, que desaparecieron para siempre bajo el agua, Bali , Sumatra, Maldivas,Venecia..., la gente migró en bandadas hacia el interior y el agua de mar se filtró hasta alcanzar los depósitos de agua dulce que existían bajo tierra... dejamos al mundo sin playas, asfixiado de calor.

El aire se ha enrarecido, se fue llenando de ozono,que quema nuestros pulmones y las hojas de los árboles, de CO2, que la naturaleza tarda décadas en eliminar.La contaminación, por obra y gracia de la cadena alimentaria llega de vuelta a nuestro plato en forma de pescadito o de chuletón...y por eso nos ponemos enfermos.

Adiós a Caperucita y a Cenicienta, éste es el cuento con el que se dormirán nuestros hijos, con el que intentaremos explicarles desde pequeñitos como desapareció por culpa de sus papás la belleza que sólo podrán ver en fotos...

Los datos objetivos son como sigue: el cambio climático está en marcha.Hoy me ha tranquilizado escuchar que era un proceso natural inevitable, simplemente lo hemos acelerado, azuzados por el monstruo del sistema capitalista.No sirve de nada gritar “¡que viene el lobo!”, porque el lobo ya ha llegado y todos podemos ver sus orejas,sus dientes,olerle el aliento,...¿os habéis sorprendido del calor que está haciendo? pues dicen que el invierno de 2007 será el más caluroso de todos los tiempos.

Érase una vez el bajo cero en Moscú, la nieve en Central Park, los cerezos desnudos y una cigüeña volando hacia el sur con la llegada del frío...

Tengo miedo, ¿nos adaptaremos al cambio?¿sabremos encontrar soluciones?

La verdad es que me da cien patadas la gente alarmista, pero no se puede negar la evidencia.

Con este relato sólo pretendo traer este tema a vuestro pensamiento, como hoy ha llegado al mío... sin duda es una preocupación en la mente de todos, pero a veces es necesario que te digan: “mira, esto es lo que hay” para que realmente te pares a pensar que, aunque no está en nuestras manos cambiar el mundo (por mucho que nos lo digan, es una utopía, yo no soy Supergirl ni Juana de Arco),está claro que el primer paso es tomar conciencia del problema, saber que se necesita promover un cambio global para resolverlo y pensar que siempre hay pequeñas cosas que podemos hacer para ayudar: cuidar el agua, reciclar, no dejarnos engañar por las constantes agresiones publicitarias que sufrimos ¿para qué coño necesito un móvil nuevo cada 6 meses?

Tal vez si yo vivo un poco más “austeramente” y dejo de rodearme de cosas que en realidad no necesito, a parte de que viviré mejor (mi trasero me lo agradecerá) el mundo por fin podrá permitirse un pequeño suspiro, un suspiro cargado de CO2,pero supongo que algo le aliviará al fín y al cabo...